sábado, 28 de enero de 2012

¿Cuándo empezó a pasar?

Los engranajes empezaron a encajar mal. Falta de aceite me repetía el mecánico por teléfono, y como un perro obediente yo cumplía su repetitivo consejo. Al final, el coche no hacía más que gotear el líquido negro y yo tropezaba cada dos por tres con los charcos que dejaba en el suelo. Más de una vez resbalé y me di de bruces contra el asfalto. Me quedaba tendido al lado del coche que tantos viajes y alegrías, y tan emocionantes carreras había vivido conmigo. Él se negaba a arrancar y yo, exhausto, a levantarme. Ya no respondía a mis palabras. El mecanismo no encajaba. Cumplía las instrucciones de mi mecánico a rajatabla pero no había forma. El motor hacía desagradables ruidos de caldera, y chirriaba como unos muelles oxidados. Y yo seguía echando aceite, esperando que en algún momento las piezas volviesen a sonar como antes.

Cansado de insistir, de tantas revisiones y remedios inútiles, opté por pensar que el problema era del mecánico; porque la edad no perdona ni siquiera a los mejores. Recurrí al jovencito del barrio, un chaval que parecía no tener pelo de tonto pero que no era la persona más ducha en esto de la mecánica. Pero mi sorpresa fue que con un simple vistazo tuvo más que suficiente. Cerró el capó con un golpe seco y me miró. ''Está muy claro'' dijo. ''¿Qué le pasa?'' le pregunté. ''Este coche necesita una nueva vida. Su amistad va a tener que pasar a otro nivel, jefe, a menos que quiera ahogar la poca vida que le queda a su motor. Hay cosas que cambian de la noche a la mañana y es lo que le ha pasado a él; ya no aguanta su ritmo. Dejó de entenderse con su buen amigo, y creo que tendrá que buscarse uno nuevo''.

1 comentario:

  1. Todo dicho por msn señorita, pero me encanta el texto. Para describir y hablar algo que a todos nos pasa en el día a día, has encontrado una metáfora genial y original :)

    A ver si me pongo yo las pilas y escribo!

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