El primer rechazo en un vacío de posibles

Me gustaría salir huyendo del monótono vaivén de este tranvía. A veces, cuando tengo sueño, el balanceo estimula mi sistema locomotor y le hace creer que está sobre el barco que en más de una ocasión me hizo sentir los terribles enfados del mar sobre su caparazón. Pero hoy sólo me molesta, y el nauseabundo olor de este vagón no me deja concentrar los pensamientos. Si pudiese volver... Porque odio este lugar; a él y a todo lo que le atañe.

Por más que miro por la ventanilla no encuentro nada que me atraiga; sin duda, una visión desoladora.

Cuando llegué todo era diferente, incluso atractivo. La emoción de construir unas nuevas bases de mi vida alteraba cada uno de los capilares de mi cuerpo; de hecho, notaba el flujo en su inevitable recorrido.

Pero, en cambio a mis expectativas iniciales, cada día que se alza observo pasiva como las apoyos se mantienen -mis piernas- y los tabiques y las vigas se desploman, como los cimientos de un puente mal construido que no aguanta el peso de todo aquello que los demás se empeñan en hacerle soportar, -mi moral-. La idea del abandono es la única que asoma en mi cabeza noche tras noche aunque ya que estoy aquí, sortearé el inevitable regocijo de aquellos que no creyeron en mis necias garantías de triunfo...

Bienvenidos a mi blog y gracias por leer ;)