Traición

Arropado en una cama que si bien es la suya, ahora encuentra desconocida. Ni el olor en las sábanas ni el lugar exacto en el que su cabeza se amolda a la almohada, alcanzan el regreso en sí. Impropia, propensa a repulsa por la impresión de extrañeza. Vacía en la superficie, llena de escenas ocultas a causa del momento. Vistazos aquí y allá, pinceladas alternativas en el espacio estampado de la manta. El ‘’tin-tin’’ del cabezal de hierro empujado por el movimiento. El recuerdo de que no apartó la cama lo suficiente de la pared.

Rara panorámica a su alrededor, con la certeza de que el libro que sus manos sujetaban y que han dejado caer, ha conseguido crear un lugar. El aura de lo místico, de las aventuras, de la parálisis del tiempo, se ha dignado a aparecer. Qué traición al cine, por primera vez, quién lo iba a decir. No creía en los mágicos encuentros, en los personajes impresos en cuentos. Así que, querido amigo, bienvenido a la fantasía, al recodo prohibido del papel.