jueves, 24 de noviembre de 2011

Extraño

No sé quién eres, tampoco sabes quién soy. Puede que dentro de un tiempo no te recuerde y sólo estés en mi presente por tus calcetines. Esos que siempre dejas enlatados entre nuestras sábanas azul marino, náufragos por el roce de nuestros pies helados. Ellos, miembros desconocidos al fin y al cabo.

Me preocupó no conocerte, no saber lo que pensabas, desconocer todo aquello que querías. Ya nada de eso me importa. Seguimos compartiendo rugidos y nunca un cigarro al terminar. Compartimos el menú del día, pizza fría y Nestea, la tarjeta de débito, las revistas de música. Compartimos incluso el ir a la deriva, como los barcos encallados buscando la costa sin poder encontrarla. Compartimos las llaves de este piso, el único sitio propio de ambos pero que, desgraciadamente, siempre será un refugio vacío.

Nos obligamos aún hoy a hacer confortable cualquier situación, a plantar flores y arbustos a nuestro alrededor creyendo que estamos implícitos en esa belleza artificial. Terminé por darme cuenta de esto. No se puede contener al mar ni saber lo que dicen las olas cuando rompen. Nada se sostiene erguido sobre el agua, ni siquiera nosotros.

No lamentaré no haberte escuchado, ni me odiaré por no haberte enseñado dónde colocar las amarras. Habrá demasiado  de mí que no habrás visto y que no habrías sido capaz de ver. Pero algún día, cuando tengamos valor y te marches, pasaré horas flotando al sol con tus calcetines puestos. Seguiré nadando por el océano con  las espinas de un pez hermoso  pero que no fue más que un completo extraño.

2 comentarios:

  1. Muy buen trabajo señorita :) Precioso, corto y consistente :) Perfecto ^^

    Me alegro de volver a leer cosas tuyas!

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  2. La soledad en la compañía de quien más has querido, el vacío, el eco, oir tu respiración y la suya y no saber de quien procede. Una noche, un abismo, el sexo, vacío, detalles y rutina convertida en una vida, una vida mecánica. Desconocerte te hace desconocerle, no aprender, y no querer hacerlo, repetir el error una y otra vez por no saber pararlo, por no saber que era eso lo que estaba fallando hasta que un día llegas a casa, llegas a la cama y le miras, y te mira, y os dáis cuenta que no hay nadie allí. Saber que se va, que estáis perdiendo, afanarse por poner cojines, por amortiguar la caída en vez de pararla, de prevenirla. No queréis pero sucede. Lo que creisteis que era un mundo sólo vuestro, el cual conocíais mejor que a nadie, tu parte y la suya, convertido en un desierto desconocido en el que cualquier paso puede llevaros a caer en un pozo. Andar a ciegas por el laberinto que un día creísteis conocer.

    Es difícil llegar a conocer alguien, complicado encontrar a alguien que se deje conocer y te deje hacerlo, encontrar las opciones correctas para llegar a un fondo. complicado, pero cuando sucede, cuando encuentras a esa persona, sea como sea y sea quién sea, nunca deberías permitirte perderla.


    Me encanta esta entrada, me gusta mucho de verdad, es corto y has sabido hacerlo bien, entras en algo parecido a mi estilo y no puedo si no quedar encantada al leerte y envidiarte por saberlo hacer así de bien.

    Gracias :)

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