martes, 29 de noviembre de 2011

Junto al agua

El agua acariciaba sus pies. La marea había subido y como le sigue a este acontecimiento, el sol había caído también, como caen las estaciones, los vestidos y los amores de verano. Llevaba recostada próxima a la orilla varias horas. Sus codos, a consecuencia del peso y del paso del tiempo, se habían hundido en la arena. Sus manos habían sobrevivido a la inmersión dibujando formas sobre la superficie con los dedos. Pero de nada de esto se había dado percatado. Ni del agua, la arena, ni tampoco de la oscuridad que asomaba por el horizonte. Su mente estaba lejos de allí. 

Se encontraba en Cala del Maral, un pequeño pueblo de la Costa del Sol donde solía pasar los julios y agostos de cada año. Estar allí le traía buenos recuerdos de cuando era pequeña y de su adolescencia, incluido su primer amor. Le parecía inevitable traerlo a la mente estando allí, y con la experiencia en los ojos, lo recordó con cariño.

Pasó largo rato hasta que definitivamente volvió en sí y se dio cuenta de que el oleaje y la crecida del mar habían conseguido sumergir sus pantorrillas y mojarle los gemelos. Encogió las piernas y se quedó mirando el ocaso frente a ella. Situó la ciudad de Málaga a su derecha, y mirando a su izquierda, contempló el mar hasta donde sus ojos y la luz le permitían. Era una bonita estampa y hacía mucho que no observaba algo parecido, aunque era más cierto que llevaba meses mirando sin ver. Los días sucedían rápido, sin darle una pausa en la que centrar la vista en un punto,como ahora, y poder ubicar la derecha y la izquierda. 

Esa tarde, en aquella playa - una de sus favoritas del pueblo -, se decidió a enfrentar su situación. Se sentía inmersa en un profundo bloqueo. No pensaba, ya no escribía sobre sí misma. Ni siquiera bajaba por las noches del tiovivio acelerado del día a día, del estrés. A veces conseguía frenarlo y llenaba su libreta de historias que no eran la suya. Ocultaba sus sentimientos, escondidos tras personajes que cobraban luz en las páginas del bloc. Solía leer en voz alta esas páginas cuando estaba sola, recreándose en la fantasía sin otra función que llenar los minutos libres. De algún modo le daba miedo enfrentarse a la vida. 

Cuando había oscurecido por completo, empezó a sentir frío. Dedicó una última mirada a ese paisaje ya apagado que tenía frente a ella y se levantó. Caminó despacio hacia el coche sintiendo helada la arena entre sus dedos. Disfrutó de sus pasos como si fuesen los últimos en los que iba a notar una sensación así. Se sentía tranquila. El pueblo había cambiado, pero esa noche se había producido la conjunción de ambos. Las vivencias de cada uno se habían unido en el rato junto al agua. ''En aquellos años yo era un poco más feliz'', pensó. Se montó en el coche y al cerrar la puerta se respondió, ''entonces volveré a ser un poco más yo''. Sonrió mirándose en el retrovisor e introdujo la llave en el contacto. Pero antes de que pudiese girarla, la puerta del conductor se abrió de golpe y un hombre tiró de ella con violencia, sacándola afuera y haciéndola caer al suelo...

La realidad nos da tarde en la cara y por culpa de imprevistos, no hay oportunidad de cambiar. 

2 comentarios:

  1. Óh dios, y ese final de dónde ha salido? Necesito tres líneas más donde me digas qué ha pasado, violada? robada? matada sin más? en coma? todo unido sucesivamente?
    Muchas pregutnas me asaltan a la mente, ¿quién era ella? ¿Fue casualiad o el hombre la conocía?.

    Me vas a provocar una úlcera con finales así.

    Me ha gustado un párrafo mucho (el..penúltimo sin contar las dos lineas del final) y me ha sorprendido el final.

    Espero con ansia su próxima actualización :)

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