sábado, 28 de abril de 2012

Tablas


¿Sabes de esa sensación en la que hay algo delante, lo quieres, lo tienes, pero sabes que no es para ti? Sé que no, pero la retórica es la única forma que tengo de explicar todo aquello que tú vas a seguir sin entender cuando acabe. Yo uno un montón de conexiones que tienen sentido, pero tú no las necesitas para comprender el mundo. Sobreponemos cosas diferentes en el curso natural de la vida, y buscamos lugares distintos para sentar a nuestras ideas a tomar el aire. ¿Cómo vamos a entendernos? te repito constantemente, pero la verdad es que sé cómo y es simple, como tú.

Cuando mis dedos dibujan sobre tu piel provocan un cosquilleo que te recorre, lo noto. Cosquilleo que nace de mis caricias contenidas y genera una electricidad que me eriza. Mis yemas se hunden en la superficie de tus costuras e intentan llegar más allá de tu hombro, del borde de tu pecho o de tu cintura. Respiras fuerte, y al escucharlo amplias mis ganas de apretarte, mas los límites me frenan y me paro en seco. En esos momentos discuto con mis manos que se aproximan más a mí, que te rozan dulcemente la nariz y deciden reposar sobre tu antebrazo. Te beso en la mejilla, disimulo y me quedo quieta, mientras un ardor se mueve por mi garganta y desciende hasta mi ombligo. Se descuelga por mis vértices y crece por mi interior, como las raíces bajo la tierra. Me quema. Y así cuando me miras, como cada vez que lo haces, provocas una sonrisa, y eres tan sencillo que no necesitas nada más para conseguirlo. ¿Cómo vamos a entendernos? Parece que sí lo hacemos. 

Pero como Oscar le dijo a Alfred, ‘’desde el primer momento hubo demasiada distancia entre nosotros’’, y aunque dices que se puede vivir con ella, la poca importancia que le das es el resultado de la diferencia (TÚ – YO), es decir, un número muy grande. ¿Qué no debería importarme? Podría dejarlo para mañana, dentro de un lustro o dos décadas, pero como también recordaba Wilde, ‘’no te dabas cuenta de que un artista [...] requiere para el desarrollo de su arte la compañía de ideas, y una atmósfera intelectual, sosiego, paz y soledad’’. Quizá sea el momento de odiarte por no ser un mediocre cualquiera, de esos que huyen de las implicaciones emocionales, o tal vez el de plantearme que mi parte racional está fallando y haciéndome tomar un camino infeliz. Sea como sea, debo hablar con mis ideas. Por ahora vamos a dejarlo en tablas, porque como no llegamos a jugar al ajedrez, ganar o perder en las damas sería demasiado fácil. 

2 comentarios:

  1. Una conexión, una mirada, un silencio a gritos, una conversación sin mover los labios. A veces la distancia no es más que la que nosotros mismos ponemos en medio, nosotros, empeñados en autoconvencernos de que no queremos tal o cual cosa, cuando nuestro cuerpo, nuestra piel, nos dice lo contrario. Sabemos que estamos bien pero en vez de disfrutar el presente, el momento, el ahora, nos queremos trasladar en el futuro, vivir en el futuro, suponiendo que algo irá mal, que seremos infelices o que tarde o temprano acabrá. Aceleramos el momento y nos volvemos infelices, no por que realmente el presente nos haga sentirnos así, sino porque damos por sentado que ese sentimiento llegará en un futuro.

    A veces nos obligamos a tomar decisiones de las que no estamos seguros, jugándonos un presente por salvar un futuro incierto, quizá estemos equivocados o quizá esa decisión nos haya salvado, lo cierto es que nunca podremos saberlo y éste es, quizá, el problema que nos hace arrepentirnos momentos después, cuando echamos de menos ese presente.

    No me gustan los cambios, quizá soy demasiado insegura para poder afrontarlos, quizá el futuro me de más miedo que lo que el presente me pueda estar dañando, quizá sea demasiado cobarde para intentar ser más feliz. Otros, en cambio, tienen valentía ante la incertidumbre, tienen seguridad acerca de ellos mismos y de su futuro y, aun a riesgo de perder el presente y vivir eternamente en un futuro irreal, aprietan los dientes y se lanzan al vacío.

    Con o sin criterio te diré que espero que tus palabras nunca dejen de teclearse, de organizarse en frase y de formar textos, porque sólo alguien con tal magia interior puede ser capaz de cambiar estados de ánimo con palabras.

    Gracias.

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  2. Hace muy muy poco tiempo, me dieron un consejo... Quizá es de los mejores consejos que me han dado en toda mi vida, y puedo decir que me han dado unos cuantos (aunque muy pocos he seguido). El consejo era que me guiara por mi "instinto" que el sabría que hacer en los momentos en los que no tuviera bien claro que hacer en la vida.
    Al principio no lo entendí muy bien.. no asimilaba esas palabras, no encontraba sentido alguno. Pero... quién es ese instinto?.. Es la esencia, es tú esencia.. que mejor que guiarte con lo que tú necesitas en ese momento, en ese instante, quien mejor para guiarte que tú mismo, tú eres el que marca tu camino... No pienses en que será lo mejor en un futuro, porque, en realidad tú instinto ya lo ha decidido antes, solo tienes que seguirlo.

    Quizás dejarlo en tablas hay sido un gran paso :)

    Gracias por escribir estos textos, es verdad tienes magia en las venas..

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