viernes, 25 de junio de 2010

Uno, diez, cientos, miles de momentos

UNA sola palabra tuya en el contestador o en forma de SMS bastaría para hacerme regresar. DIEZ minutos necesitaría, ni uno más ni uno menos, para hacerte comprender la necesidad de ti que tengo. CIENTOS de imágenes aparecen y desaparecen con total tranquilidad, esperando a que tú las cojas y ordenes para que todo se vuelva un poco más divertido. MILES de ideas corretean por mi cabeza, sin prisa, vacilantes, con ganas de jugar.

Pienso mucho. Un sonido evoca mil caricias malgastadas, resentidas por un tiempo... el que me gustaría olvidar. Esto no es bueno sin ti. Cada cosa que me ha envuelto en estos meses no ha sido más que un escaparate sucio y descuidado, al igual que mi imagen. Construí mi espacio, mi mundo y sólo constaba de música, de letras y de ti, y tú ya no estás.

Cada viernes, cuando salgo de la facultad con renovadas ganas de verte, recuerdo el día en el que te encontré. Aquella tarde, con paso acelerado y distraído, me impactó chocar con una sensación que me resultaba tan familiar. Fue como cuando llegas a un lugar y percibes una presencia que todavía no has logrado ver, como cuando la TV permanece encendida y sabes que aún sin volumen, ella está proyectando formas y colores. Lo mismo me pasa al llegar a casa, pero es tu olor el que me alerta. Creo que soy yo quien imagina después de tanto que tu colonia sigue entre mi ropa y mis sábanas. Mmm ahí me apetecería que estuvieses ahora.

Aquí afuera no siento nada. Quietud y silencio. Hay alboroto en la calle pero sigue siendo silencio. Podría estar tomando unas cañas con los de clase pero no me gustaría engañarme, prefiero estar aquí. Mis planes no son muchos desde que no estás. Y no sé dónde paras. Cerraré los ojos apretando fuerte, como tú me decías, y no los abriré hasta que no estés delante. Haré la oscuridad en mis pupilas cuantas veces sea necesario hasta que la luz, con tu presencia, nos sorprenda a ellas y a mí. ¿Te parece bien que empiece ya?

Pero no pienses que estoy tan mal, a pesar de todo sólo extraño tus besos. Ellos... dulce locura, una de mis mayores obsesiones. Sentir que me lo dices todo con cada uno. Sencillos y cálidos, como tus manos. Con esos labios tiernos que hasta hace nada me sonreían. Bueno, un nada que se ha convertido en cinco pesados meses. Es poco aún para superarlo.

Cuando diste ese último portazo yo todavía pensaba que ibas a volver, pero a medida que pasaban las horas tenía un nudo en la garganta y ganas de correr hacia donde estuvieses tú. Al llamarte y ver que no respondías, que ni siquiera daba señal, todavía me encontraba peor. El que no me contestases y estuvieses desconectado me generaba una tensión angustiante. Llegué a pensar que te había ocurrido algo. Los primeros días no podía hacer otra cosa que volver la vista al llegar a nuestra manzana buscándote. No hacía más que dar vueltas en círculo, buscar una explicación a tal ausencia. ¿Tan mal hice eso de quererte? Intenté apartarlo todo de mi cabeza pero me era imposible. Cuando tuve noticias tuyas sentí tranquilidad aunque las ganas de llorar crecían al saber que esta enésima discusión era real.

Por eso digo que estoy bien. Y retomo aquel primer contacto contigo de nuevo. Aquella tarde, ese momento, tu visión. Una corriente de aire fresco en el punto más alto de calor del mes de Julio; como la manta que cubre los pies en las siestas de invierno. Un cruce de palabras mudas en la corta distancia de unos pocos metros, y un chorro de agua dulce sobre un rostro desorientado. Tú cambiaste mi vida.

Ya todo es distinto pero creo que no importa. Yo seguiré tapando mis ojos, esperando a que vengas otra vez a por mí, buscando tu SMS, tu mensaje de voz o que llames a mi puerta. Mándame un fax si quieres, pero vuelve, por favor...

3 comentarios:

  1. Vaya...nunca puedes dejar de sorprenderme verdad?
    Menos mal que yo tampoco suelo creerte, porque es increíble, sólo tu sabes hacer esto...

    Fu, sigo sorprendida, gratamente sorprendida (k)

    ResponderEliminar
  2. 1 texto, 8 párrafos, 49 líneas, 674 palabras y 3060 letras... se reduce a un sentimiento de angustia pero no por ello amargo... un sentimiento que atrapa tu corazón con un lazo tenue pero resistente.

    Tu palabras me incitan a hacer infinitas combinaciones de acordes... es leer un blog de los tuyos e ir a buscar las seis cuerdas, puesto que es imposible evitarlo.

    te voy a parafrasear: "Grande Bea!"

    ResponderEliminar