jueves, 19 de agosto de 2010

Etapas

No sabría decir que era lo que miraba. Si el cielo cubierto de espesas nubes, con los contornos tan definidos que parecían bloques compactos de algodón, o las olas rotas por la violencia del agua en un día de intenso viento, quedando en la orilla una espuma similar a la que se queda en el lavabo tras el afeitado matutino. Quizá no era ninguna de las dos cosas porque mi mirada reposaba entre una y otra, mas no lo sé. Esa mañana mi visión se entremezclaba con el mar y el cielo sin diferencia. La ventana con perfectas vistas de primera línea perdía a mis ojos entre un horizonte manchado de blanco y perfilado por las pálidas gárgaras del mar. 
Ella estaba dormida todavía, tapando su desnudo cuerpo con la sábana que en un verano como éste, sólo servía para vestir la cama durante el día, o para el refugio de dos cuerpos excitados por el calor y ante reflejo de la luna, como la noche anterior. La luz iluminaba débilmente la habitación por la ventana de madera por la que miraba cuando me desperté. En esos dos momentos lo tuve todo y un rato más tarde, sentí pena del lejano porvenir. 

A mis veintisiete años, la vida y la juventud rebosan en mi espíritu y mi cuerpo. Cualquier meta suena dulce. Observar el mundo que nos rodea nos provoca a descubrir algo diferente, un olor, un sabor, un paisaje. Un viaje al extranjero, una cultura contraria, conocer el pasado, intuir el futuro, pero disfrutar el presente. Y apoyada en el alfeizar de nogal, empecé a pensar en las etapas de la vida. Con el noticiario de esta mañana he vuelto a pensar en ello. 
Al igual que yo me sentía plena por estar disfrutando con ella de unos días de verano, el anciano al que vi plantar su paraguas gigante en la playa, con sus nietos correteando y lanzando arena, también lo estaba. Él no tenía en mente lo mismo que yo. Sus inquietudes y sus deseos distaban de los míos. Su disfrute del presente se limitaba más que el mío, porque yo no me había planteado la posibilidad de morirme, y quizá él lo había pensando más veces que yo en un tiempo reciente, y lo digo porque le vi caminar dando traspiés. Me miro las manos ahora y veo una piel joven, diferente a la de él, y pienso en el día en que mis dedos sean los de una anciana. A los nietos de aquel hombre (quiero llamarle Mario) aún tenían hasta que crecerles los huesos... 

Leí de una escritora austriaca que ''las iniciativas de la juventud valen tanto como la experiencia de los viejos'' y tiene razón porque ¿no equivale una cosa a la otra? Todo lo que emprendemos nosotros, salga bien o mal, serán la base. Lo que mis abuelos o mis padres me contaron cuando era niña o adolescente, los consejos que he recibido a lo largo de mi vida, o que los nietos de Mario puedan escuchar de él, no serán más que otras vidas que intentan avisar de los desgracias y de las alegrías que un día ya padecieron. Lo curioso de todo es que ese niño castaño que llenaba su cubo de agua para ayudar a Mario a fijar la sombrilla, caerá en la mitad de los fracasos que su abuelo le advierta, porque nunca hacemos caso y creemos que seremos diferentes al reflejo de nuestros pasados. Como decía Churchill (aunque en un contexto diferente), ''me gustaría vivir eternamente, por lo menos para ver como dentro de cien años las personas cometen los mimos errores que yo''. ¿No es siempre igual la vida? 

...

Volví a la cama aquel día con recelo hacia el futuro y algo dubitativa. Al mirarla a ella pensé en si nosotras caeríamos en los errores que habíamos cometido hasta aquel entonces y que tantas veces nos habían mantenido en la cuerda floja. Dos días atrás pendíamos de un hilo y anoche éramos como un robusto nudo marinero. Barajé la idea de si seríamos capaces de luchar por mantener nuestra relación como hacían las generaciones de Mario en la Guerra Civil, y donde la separación era un hecho tan aislado como la libertad de expresión; o si perderíamos nuestro amor, peleándonos a lo loco y sin cabeza, como España perdió la Batalla de Annual, o mis padres su matrimonio.
Lo único que espero es que Mario aguante para ver el primer desamor de uno de sus nietos, porque recordará y compartirá lo que un día fue tan importante para él como ver sonreír a ese pequeño. 

3 comentarios:

  1. El pasado es la base del presente y éste es la base del futuro, de ahí que uno preceda al otro respectivamente, si no, no tendría excesivo sentido no? jaja

    Los consejos y recomendaciones son lo mejor que podemos recibir de alguien con experiencia y, curiosamente, es a lo que menos caso hacemos, es más, a veces incluso hacemos lo contrario y zas, hostia. Las circunstacias, el contexto, todo cambia menos las personas, nos adaptamos a los cambios, si, pero en esencia tenemos las mismas necesidades básicas que las personas de hace 100 años y eso es lo que nos cuesta entender, que, en pleno siglo XXI, algo tan basico cómo las relaciones sigan siendo eso, tan básicas como hace 100 años...

    Las relaciones...no creo que halla nadie en el mundo capaz de definir lo complicado que se puede llegar a volver una (sea del ámbito que sea)... Si encima metemos sentimientos de por medio, mejor no pensarlo. Dos personas que tienen pasados distintos, diferentes caminos andados y experiencias adquiridas, de repente se encuentras en un punto indefinido y...ocurre algo; y es complicado, porque esa persona no ve el mismo mundo que tu igual que tu no ves el mismo que ella, te tienes que amoldar a ella, sin dejar de lado tu mundo y viceversa, un caos!

    Un caos que sería imposible aclarar si no fuera porque resulta, que esa persona acaba siendo la mas importante de tu vida, que darías tu vida por ella (o eso crees, yo pienso que con solo eso basta) y que cuando un día no la tienes cerca, el que era tu mundo, parece vacío, ya no es tu mundo, y tienes que volver a empezar...

    Las batallas encarnizadas se pudieron librar porque no habia sentimientos de por medio, las peleas dentro de una relación, pueden acabar siendo mortales...


    Sí, me ha gustado la entrada, aunque creo que eso ya lo sabías :)

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  2. ¿Estás segura de que no los había?
    Me gusta tu comentario pero no iba por ahíiiii...

    Gracias Pérez :)

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  3. Las etapas de la vida según la psicología evolutiva son: Pre-natal, Infancia, Niñez, Adolescencia, Juventud, Adultez, Ancianidad.

    Las etapas según psicoanálisis freudiano son: oral, anal, fálica, latencia y genital.

    Estan claras las etapas de la vida... pero que es la vida, cuantas veces vivimos lo que otros han vivido... cuantas veces sentimos lo que otros han sentido...

    La vida es un camino del punto A al punto B. En ese camino esta la experiencia adquirida.

    Cuando vamos a la calle nos cruzamos con barbaridad de gente, observamos expectantes a los niños en el parque, a los jóvenes en el banco flirteando y pensamos... eso lo he vivido yo.

    Seguimos andando y vemos a una familia con su hijo/a en brazos mientras toca una flor y pensamos eso lo quiero vivir yo.

    Pero no pensamos en no solo se repite o que vamos a repetir lo bueno de la vida, también se vive el sufrimiento por la perdida de una familiar o amigo, la angustia por la incertidumbre de que pasara mañana... en fin.

    La vida es la vida. Con su alegrías y sus tristezas. Un camino por el que todos debemos pasar y el cual llegados el momento abandonaremos.

    ... sinceramente espero equivocarme en lo que me avisaron, sufrir de lo que me advirtieron y excitarme con todo ello que me dijeron que no hiciese... es mi vida y es corta...

    Muy buen tema Bea!

    Excelente como siempre! un beso!

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